Amar a alguien es sentirse responsable, cuidarle y evitar que sufra daños. Amar a Linares es sentir lo mismo: Sentirse responsable por los asuntos que ocurren en nuestras calles, airado cuando las cosas nos van mal y bien si van bien y, sobre todo, sentir que uno tiene un pequeño papel en la conformación del curso de las cosas que ocurren en el devenir de nuestra milenaria ciudad.
Por eso un niño que honre los símbolos linarenses es un rayo de esperanza para el futuro de Linares.
Quien nace linarense aprende desde pequeño a amar su tierra y sus colores