Es lícito discrepar frontalmente con Cilu-Linares en cuanto al espinoso tema de esta moción de censura que poca gente entiende. De hecho, esta plataforma fue la primera en discrepar abiertamente con tal medida a través de un comunicado.
Pero esa discrepancia, por muy frontal e incluso encarnizada que sea, no debe conducir a ningún linarense a la falacia argumento ad hominen.
La falacia argumento ad hominem consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el emisor de esta. Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la entidad que defiende una postura señalando una característica o creencia impopular de dicha entidad.
Lo que tratan de hacernos ver es que, si se recortan 8 millones de euros del presupuesto de la Universidad de Jaén ¿En qué área se aplicaría lo que la UJA ya está calificando en sus círculos internos como un «reajuste económico-financiero»? O, expresado de otra forma, ¿Qué es, para el centralismo acaparador giennense lo accesorio y, por tanto, prescindible? Efectivamente. Para ese centralismo depredador giennense todo aquello que no esté concentrado en la ciudad de Jaén es totalmente accesorio y, por tanto, prescindible. O sea, el Campus de Linares. Un Campus científico-tecnológico que bien sabemos que, si pudieran, harían desaparecer con gusto (ya llevan tiempo intentándolo) para que esos estudios universitarios junto a todo el alumnado se trasvasase al Campus de Jaén.
Sería deseable que no incurriésemos en sectarismos políticos exacerbados, ya que el asunto de la controvertida moción de censura nos está haciendo perder la perspectiva del vapuleo al que las instituciones provinciales vienen sometiendo inmemorialmente a Linares sin que ninguna fuerza política haya sido capaz hasta el momento, no ya de frenarlo, sino de darnos una voz contundente a quienes sentimos rabia e impotencia al ver cómo es tratada esta tierra milenaria.
O defendemos TODOS JUNTOS nuestros estudios universitarios (130 años de historia ya) venga del partido que venga dicha defensa, o Linares tiene los días contados, ya que estos constituyen uno de los pocos baluartes que nos quedan para que la ciudad aún tenga cierto renombre y prestigio.