Testimonio recibido en nuestro e-mail.
Autor: Pedro B. P.
Como todos sabemos, oficialmente en Linares no tenemos Universidad propia (aunque sí la tengamos en nuestro corazón desde 1892), por lo que, por desgracia dependemos de la Universidad de Jaen desde que esta se creó en 1993, así que cuando terminé el instituto en el año 2006, decidí matricularme en una Licenciatura de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Jaén, a donde tendría que desplazarme a diario.
Yo, natural de Linares, jamás había tenido ninguna animadversión ni ningún sentimiento negativo hacia Jaén o sus habitantes y, cuando alguien me preguntaba por la rivalidad entre Linares y Jaen, no sabía qué contestarle y simplemente respondía que eso eran “cosas del fútbol”.
Sin embargo, a la segunda semana de llegar a la Facultad, al margen de ciertos comentarios “jocosos” de parte de ciertos compañeros de Jaén, comencé a comprender que no pueden ni ver a Linares, ya que, sin venir a cuento, un profesor va y suelta que el colmo de una mujer es estar casada con un minero, tener tres hijos y vivir en Linares. ¿A alguien que no sea de Jaen puede parecerle eso gracioso? Pues mis compañeros de Jaen empezaron a descojonarse y a mirarme como si esa payasada fuese lo más de lo más, y como diciendo “eso es lo que hay y lo que te espera”. El resto de compañeros de otras localidades, que estaban a mi alrededor, se quedaron mirándome esperando mi reacción pues, en tan poco tiempo, ya sabían lo a gala que yo llevaba el ser linarense. Pero como llevaba solo dos semanas allí, me tragué mi orgullo y no quise decir nada, ya que prefería no tener problemas en un lugar donde ya me habían avisado que “bromas” de estas iba a encontrarme muchas, por lo que opté simplemente por recoger mi material y marcharme de la clase ya que, de no haberlo hecho, quizá le hubiese soltado cualquier barbaridad a ese mentecato «profesor».
Pero con el paso del tiempo, llegué a un punto en que estaba hasta los cojones y ya no permitía comentarios de ese tipo en la Universidad Pública que pagamos entre todos, ya que cada cual puede pensar lo que quiera de Linares, pero es de juzgado de guardia la forma en que alumnos y profesores nativos de Jaén nos faltan el respeto.
Puede que allí empezaran a considerarme un “friki de Linares”, pero que, por no considerar ningún colmo el que una mujer esté casada con una persona que en el pasado (porque muchos ni saben que ya no se explotan las minas) extraía noblemente la materia prima de las entrañas de la tierra, así como tampoco el orgullo de tener tres hijos y de, sobre todo, ser de Linares, tuviesen derecho a insultarme públicamente, a injuriarme a mí y a mis antepasados y a odiarme… me dolía porque no me lo merecía, ya que yo en ningún momento hice el más mínimo comentario sobre Jaén.
Llegó un momento en que ya no estaba dispuesto a permitir que en aulas de la Universidad que, en parte, nos corresponde a los linarenses (aunque estudien en Jaen capital) se puedan realizar afirmaciones como estas o que continuamente, la mitad de los profesores de asignaturas relacionadas con la economía, supuestos expertos, enumerasen numerosas poblaciones y olvidasen Linares como parte integrante de la realidad económica y social que es Andalucía. Era muy triste que un joven linarense de veinte años tuviese que ir hasta Jaen para corregir y rectificar a los supuestos sabios e intelectuales de nuestra sociedad. ¿A eso lo llaman calidad de la enseñanza? ¡¡Ja Ja!!
No olvidemos que el Consejo de Ministros del Consejo de Europa había proclamado el 2005 como “Año Europeo de la Ciudadanía a través de la Educación”, pretendiendo así poner de relieve el papel crucial que juega la Educación “en el desarrollo de la ciudadanía y la calidad de la participación en una sociedad democrática”. También se pretendía que los jóvenes tomásemos conciencia de la importancia de nuestra participación en todos los aspectos de la vida cotidiana, con el fin de contribuir al desarrollo del pensamiento crítico. Pero si la educación que se nos dispensa a los Universitarios en Jaen no es correcta, este objetivo no se conseguirá, o para variar seremos los últimos en todos los indicadores de Europa. Y es que yo me preguntaba cómo alguien podía pretender que los alumnos de la UJA constituyésemos una ciudadanía que desarrolle un pensamiento crítico fundamentado en la racionalidad, si en nuestras propias aulas hay profesores que se niegan a reconocer la importancia histórico-económica de una ciudad a 50 kms, nos insultan y nos tratan de adoctrinar con una historia totalmente sesgada.
Como linarense, continuamente en las clases estuve recordando, por ejemplo, que Cástulo ya era una capital de relevancia peninsular cuando Auringis (Jaen) no era más que un santuario donde iban cuatro gatos a rezarle a los dioses, o que en Linares se encontraba la única factoría automovilística de Andalucía, y así miles de puntualizaciones. A veces me resignaba, otras veces me limitaba a levantar la mano, para decir “lo siento pero no, eso no es cierto” cuando querían aleccionarnos con cualquier patraña, como que Linares jamás había sido capital de nada. De esta forma así al menos me quedaba el consuelo de haber intentado una rectificación por parte del profesorado, para que nos incluyeran en la explicación de cualquier aspecto socio-económico de Andalucía.
Pero la situación se complicó sobremanera en abril, en un tema de una asignatura cuyo profesor omitió a Linares en una explicación sobre los principales revulsivos o motores histórico-económicos de Andalucía, por lo que, continuando con la tradición, le pedí que también explicase el desarrollo económico de Linares cuando tuvimos siete estaciones de ferrocarril, red de tranvías antes que en la mayoría de capitales de Europa, primera sucursal de Banesto y consulados de algunas primeras potencias europeas. Cual fue mi sorpresa que éste se negó con arrogancia, alegándome de muy malos modos que somos “una parte irrelevante y prescindible de Andalucía, a diferencia de otras grandes poblaciones no capitales como Algeciras, Jerez o Marbella”. Pueden imaginarse mi cara de asombro ante la respuesta recibida (claro que aquello de levantarse y marcharse ya se había terminado) ante lo cual solo reaccioné diciéndole a este “señor profesor” que lo sentía, pero que los linarenses no éramos menos que nadie, si mis tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres pagaron/pagan sus impuestos o una matrícula en esta universidad al comenzar el curso, solo pedía que se nos respetase y reconociese al igual que al resto de alumnos de las otras ciudades, siendo la respuesta del profesor que los linarenses no tenemos derecho ni a quejarnos, ya que considerando las subvenciones que nos daba la Junta de Andalucía para Santana, puede considerarse que estábamos pagando muchos menos impuestos que el resto de andaluces. ¿Esto es un profesor? Yo no salía de mi asombro y estaba boquiabierto, pero este señor no se dió por satisfecho soltando esas barbaridades, sino que añadió que es que yo siempre saltaba “desde la pasión linarense, y desde la rebelde no-racionalidad que caracteriza a los que nunca han salío de su mina”, y que lo sentía pero -añadió sin venir a cuento- que nuestras reivindicaciones independentistas de novena provincia al igual que si fuéramos terroristas no podían consentirse en pleno siglo XXI.
Por desgracia hubo varios capítulos igual de tristes, con este interfecto y con algún que otro profesor, por lo que entenderán que, ante este panorama, me permita el lujo de poner en duda la capacidad docente del profesorado giennense de la UJA.
Estaba más que desilusionado con la Universidad y puse el grito en el cielo, manifestando mis quejas a prácticamente a todo el conjunto de autoridades educativas. A pesar de acudir a casi todos los órganos posibles nadie hizo absolutamente nada para que no volvieran a repetirse estas humillaciones y para que Linares fuese incluido en los planes docentes de asignaturas donde se incluían pueblos con muchísima menos entidad económica y demográfica que Linares en el estudio de la realidad socio-histórico-económica de Andalucía.
Créanme que era realmente triste hablar con altos cargos de la Universidad (llegué casi hasta el Rector) y que terminasen preguntándome “¿pero de qué os quejáis encima de que os permitimos salir del pueblo para que vengáis a la capital a labraros un futuro?”
Pero lo peor ya no es esto, sino que a raíz de todas las gestiones realizadas para intentar conseguir que Linares se respete en la Universidad de Jaen, comprendí que la democracia en la Universidad (en todos departamentos) no existe, es solamente teoría. Por hacer uso de mis derechos como estudiante me vi gravemente perjudicado e injuriado, además de tener que aguantar el pasotismo de los que tendrían que velar por el cumplimiento de mis derechos y cobran por ello. La mayoría de los trabajadores universitarios con los que intentaba comunicarme estaban casualmente y siempre de viaje y, cuando no, se desentendían de todo.
Lo que voy a decir, me duele y es aún más triste, pero lo hago por el bien de mis compañeros linarenses aún dispuestos a estudiar en Jaen:
Si vuestro orgullo minero está por encima de todo, haced lo que yo hice y no permitáis que se pisotee el nombre de Linares. Pero si vuestra carrera universitaria es más importante que vuestro sentimiento linarense, no cuestionéis nada, no reclaméis, no puntualiceis y decid que sí a todo, si no, preparaos para hacer frente a indirectas, a directas, a alusiones y a represalias.
Os lo digo por experiencia. Yo empecé a ver descender mis notas y a suspender exámenes que tenía bastante mejor que algunos compañeros. A parte, fui privado de poder asistir a tutorías, fui recibido y prácticamente echado de algunos despachos de mala manera, se me impidió realizar exposiciones, hablar en clase, fui agraviado y ridiculizado sin derecho a réplica. ¿Qué pasó al final? Nada. Bueno sí, que no tuve más remedio que irme un año a estudiar al extranjero y posteriormente trasladé mi expediente a otra Facultad donde para orgullo mío comprobé que, casualmente, se nos respeta, se nos conoce y se nos tiene mucho más en cuenta que en Jaén, e incluso diría que nos admiran.
Puede que siendo el azote de los anti-linareses me equivocase, y es posible que lo pagase bastante caro, pues ya sabemos que en boca cerrada no entran moscas. Pero no me arrepiento de aquella defensa a ultranza de lo mío. No pude hacer nada más por intentar que se nos respete en nuestra supuesta Universidad.
Siempre he pedido a mis amigos y amigas jóvenes que participen, que se impliquen en la búsqueda de soluciones a los problemas de nuestra ciudad, y desde entonces lo hago con más ahínco. Porque es la única forma de contrarrestar todos los palos que desde Jaén meten en nuestras ruedas.
En la actualidad no puedo ni ver a un lagarto (quién me lo hubiera dicho con 18 años, pero ellos se lo han buscado) y solo me queda el sueño casi utópico de ver algún día a Linares convertida en otra provincia aparte, con universidad propia y sin una diputación que nos margine. Pero para esto primero hace falta que los linarenses estemos unidos y nos demos cuenta de la gravedad de la marginación a la que somos sometidos, además de que los boicoteadores giennense se cansen de una vez y dejen de torpedear nuestro camino hacia la plena provincialidad que permita que podamos empezar a saber nosotros mismos lo que somos sin que se omita nuestra historia al resto del Mundo.
Es por todo esto que me he decidido a mandar mi testimonio al colectivo Linares Novena Provincia y, desde ahora, adherirme firmemente a todo tipo de manifestación separatista que tenga lugar en el contexto social de nuestra milenaria ciudad.
SER LINARENSE ES SER MUCHO MÁS
VNIVERSITAS CASTVLONENSIS
LINARES DICE BASTA YA
ESTAMOS HARTOS DE ROBOS Y LAGARTOS
LINARES IS NOT jaen
